domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Cual es la finalidad de cosas como esta?

El otro día tuve que ir a la escuela a recoger el ya famoso sobre rosa, y por curiosidad, y ante las quejas que había escuchado por parte de algunos compañeros/as que se habían examinado de Estructuras I, me pasé a ver las estadísticas del examen de septiembre. Mi decepción no pudo ser más grande al comprobar que esta vez el número de suspensos sólo llegaba al 96,1% muy lejos de aquel fatídico ¿98%? de suspensos por parciales. Sarcasmos aparte, una vez alguien me dijo: si de 10 personas nueve aprueban y una suspende, hay un mal alumno en esa clase; pero si de esas 10 personas una aprueba y nueve suspenden, en esa clase, lo que hay, es un mal profesor. A lo largo de mi vida he tenido muchos profesores, alguno de ellos realmente válido, gente apasionada con su trabajo, gente que no sólo te enseñaba, sino que te transmitía sus ganas y su entusiasmo, y te motivaba para hacerlo cada día un poco mejor. Entiendo que esto es la universidad, y que aquí las ganas y el entusiasmo lo tienes que poner tú, pero una cosa es eso y otra muy diferente que el nivel de los profesores sea tan bajo como para este porcentaje de aprobados del 3,9%


Por eso me resisto a creer que esto no viene promovido por algún motivo que mi mente no alcanza a comprender. Quizá desde las altas esferas se ha dicho: parad de titular a Arquitectos Técnicos que no hay trabajo suficiente, quizá sólo sea mera cuestión de productividad (así como los Guardias Civiles de tráfico tienen una productividad medida en el número de multas que ponen, cabe la posibilidad de que los profesores tengan un plus a final de curso en función del número de suspensos)


Lo que me gustaría transmitiros, es que no tenemos por qué tragar con esto. Si yo fuese profesor se me caería la cara de vergüenza al ver unas estadísticas como estas, aunque lo realmente lamentable es que ni siquiera se plantean que TODA la culpa de estas cifras la tienen ellos. Porque si fuese cosa de los alumnos, la gran mayoría de los que se preparan a fondo una asignatura aprobarían, por simple recompensa al trabajo realizado. Eso es lo que pasa en gran parte de las universidades públicas españolas, trabajo=recompensa, una fórmula sencilla pero efectiva. Y cuando por circunstancias no se da ese caso, se aplican métodos como el de la campana de Gauss, que compensan la posible dificultad excesiva de un examen en base a los resultados obtenidos por los alumnos. Nada de eso existe en nuestra Escuela.
Por eso llamo a la unión, a que no nos quedemos de brazos cruzados, a que exijamos una enseñanza acorde con el nivel que ellos exigen después en los exámenes, a movilizarnos cuando haya compañeros que sufran injusticias como estas. Hayamos aprobado, suspendido o aún no hayamos cursado una asignatura en la que por sistema la gente suspende, seamos solidarios y reivindiquemos nuestros derechos como alumnos.
Pero por favor, no nos callemos, porque así sólo conseguimos reforzar aún más la idea que los profesores tienen de nosotros: un grupo de jóvenes a quien se les puede humillar de mil maneras diferentes, pero que nunca alzan su voz para quejarse.


Mucho ánimo para todos en este inicio de curso, que de verdad espero que sea mejor y tengamos una vida universitaria más sencilla.


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